Bardas contra la tranquilidad

 Hace cuatro lustros visité la ciudad de la eterna primavera : Cuernavaca. Me sorprendió y me causó cierta tristeza ver tantas calles de zonas residenciales con bardas muy altas, para aislar y proteger a los habitantes de dichas viviendas de la vista de los vecinos. Me explicaron que no era así la imagen urbana de ese paraíso adonde iban a residir o a pasear nuevos pobladores con alto poder adquisitivo, sino que hasta cuando floreció también ahí la industria del secuestro. Los antiguos originarios y de esa ciudad fueron desplazados no solamente de sus propiedades sino que también de su vida tranquila.

Hoy en día en la ciudad de Mérida, muy de moda, no por su clima sino por la seguridad, también están proliferando bardas altas para resguardar construcciones que sin contar con licencias de construcción, en dos o tres lotes contigüos que dan a dos o tres calles. Los vecinos no conocen ni saben quienes son los nuevos dueños, situación extraña entre los yucatecos que suelen llevarse con los habitantes del rumbo y con quienes chismean como parte del tejido social que cimenta la seguridad tan presumida por las autoridades. 

El año nuevo sin duda que traerá también nuevos pobladores, nuevas edificaciones y nuevos hábitos de convivencia social que esperamos que también sean más para bien que para amenazar la siempre frágil seguridad provinciana de la ciudad blanca.

Opinión
Ing. Carlos Estrella
Maestro en Políticas Publicas 
Analista del Programa "Políticas Publicas" 
radioyucatanfm.com
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